Examen rutinario de hemoglobina podría detectar a tiempo el mieloma múltiple

El mieloma múltiple (MM) es el segundo tipo de cáncer de sangre más común, pero uno de los más difíciles de diagnosticar, debido a que los síntomas son similares a otras enfermedades.

Sin embargo, especialistas coincidieron durante el Foro de Mieloma Múltiple, realizado por la Revista Medicina y Salud Pública en que, mediante un diagnostico oportuno de sangre, se pueden detectar índices de proteína elevada, lo que podría evidenciar la persona padece este tipo de cáncer, que hasta el momento no tiene cura.

Aunque en la actualidad no hay una estadística que asegure la prevalencia del mieloma múltiple en Puerto Rico, se estima que aproximadamente entre 2000 y 3000 personas padecen este tipo de cáncer en la isla. Entre tanto, en Estados Unidos se prevé que existen 32.000 casos, entre los cuales al menos 13.000 pacientes podrían fallecer a causa de esta condición.

Se reconoce una vulnerabilidad más alta en estos tiempos de pandemia pues los pacientes, por su déficit en el sistema inmune, se ven más amenazados ante un posible contagio por COVID-19.

¿Cómo detectar el mieloma múltiple?

El presidente de la Asociación de Hematología y Oncología Médica de Puerto Rico, Dr. Sixto Pérez comentó durante el evento que “hay una prueba fundamental que se realiza en la médula ósea, que es un órgano líquido, y que, para estar protegido y poder hacer su importante función, se encuentra dentro de nuestros huesos, de donde se originan las células plasmáticas, el origen del mieloma múltiple”.

Según los especialistas es difícil diagnosticar oportunamente el mieloma múltiple, pues la mayoría de veces los síntomas aparecen cuando la enfermedad ya está avanzada. Sin embargo, en ocasiones este se puede detectar en etapa estadio o temprana cuando un examen de sangre rutinario arroja una cantidad de proteína elevada o fuera de lo normal.

“Inicialmente, en la mayoría de los pacientes lo que realmente vemos es una proteína que, precisamente es producida por esas células plasmáticas, y es lo que en la mayoría de los casos se detecta antes de que el paciente presente otros síntomas. Esta detección se realiza en la sangre o en la orina y el clínico se da una idea de lo que pueda estar pasando con la persona, para luego proceder a buscar en la médula ósea esas células plasmáticas, específicamente”, explicó el Dr. Joel López, hematólogo especialista de mieloma múltiple del Centro de Trasplantes Hospital Auxilio Mutuo.

Mieloma múltiple indolente o asintomático

El mieloma múltiple es una de las malignidades hematológicas cuyo tratamiento representa un gran reto, debido a la complejidad del diagnóstico y la variedad de presentaciones. Existe un tipo de pacientes con mieloma múltiple que no desarrollan síntomas relacionados a la condición, estos pacientes padecen del llamado mieloma múltiple indolente. Tradicionalmente, estos pacientes no recibían ningún tratamiento para su condición, sin embargo, los grandes avances en la última década han dado paso a la creación de nuevas valoraciones de riesgo y tratamientos que representan la promesa de mejores resultados en el futuro.

De acuerdo con el Dr. Sixto Pérez, la diferencia entre el mieloma múltiple indolente y el activo es que el asintomático no necesita tratamiento, pero la presencia de anemia o un descenso de hemoglobina indica que la complejidad de la enfermedad es mayor.

“En la medicina uno pone tratamientos cuando se quiere o revertir un daño o evitar un tipo de daño eminente en el paciente”, adujo el doctor Pérez.

Asimismo, el doctor Roberto Santiago, presidente de la Asociación de Radio Oncólogos de Puerto Rico manifestó: “ocasionalmente, los pacientes de mieloma múltiple presentan dolor en los huesos, usualmente estas células plasmáticas que se acumulan fuera de control en la médula ósea desplazan el balance del metabolismo del hueso. Los huesos de los adultos están en constante creación y destrucción, es decir que se están reabsorbiendo y reformando, así que cuando algo altera ese balance perfecto se manifiesta el cáncer con la destrucción del hueso llamadas destrucciones líticas”.

Mientras tanto, si bien es cierto que esta enfermedad no tiene cura, los tratamientos ha evolucionado potencialmente con el fin de que el paciente encuentre una mejor calidad de vida.